Erupciones volcánicas |
Erupciones volcánicas
En el año 79 de nuestra era, la ciudad romana de Pompeya (Italia) quedó sepultada por las cenizas y el lapilli expulsados por el volcán Vesubio. La erupción convirtió en pocos segundos una gran ciudad en un ejemplo de devastación total. La población pasó así a convertirse en uno de los mayores yacimientos arqueológicos del mundo.
Productos volcánicos sólidos
Durante una erupción, los volcanes emiten al exterior productos sólidos, líquidos y gaseosos.
Los productos sólidos proceden de la solidificación súbita del magma que se ha enfriado al llegar a la superficie de la Tierra. Según su tamaño, tienen diferentes nombres. Si se trata de fragmentos finos, con aspecto de polvo, se llaman cenizas. Si tienen el tamaño de la grava o un poco más grandes, se denominan lapilli. Si son muy grandes, se llaman bombas volcánicas (con formas redondeadas, es magma que se solidifica al entrar en contacto con la atmósfera) o bloques volcánicos (con formas angulosas, resultan de la ruptura del cono volcánico y ya presentaban estado sólido antes de la erupción).
En conjunto, todos los materiales sólidos expulsados por un volcán se denominan piroclastos (en griego, piros = fuego, y clasto = fragmento). En las proximidades de muchos volcanes se pueden identificar depósitos de piroclastos.
En ocasiones, el magma contiene tantos gases que, al enfriarse, se forman fragmentos de una roca muy porosa y ligera: es la pumita o piedra pómez. Se trata de una roca tan poco densa que incluso flota en el agua.
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