A veces pensamos que los ríos siempre están ahí y que nunca cambian su curso, sus características, etc. y lo mismo podemos pensar del mar. Lo cierto es que sí que hay cambios. Unos son más evidentes y otros pueden tardar cientos o incluso miles de años para que los podamos percibir.
El río Ebro no se salva de este comentario y vemos que en los últimas décadas está cambiando su salinidad, es decir el mar Mediterráneo consigue introducirse en el lecho del río aumentando la salinidad y por lo tanto su fauna y su vegetación... Un efecto que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) prevé solucionar con una barrera que evite la entrada de agua marina, la llamada cuña salina. Saber más
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