El sector terciario abarca aquellas actividades económicas que se basan en la prestación de servicios de todo tipo. A diferencia de los sectores primario y secundario, el sector terciario es muy difícil de definir y describir, debido no solo a su gran complejidad, sino también a la aparición continua de innovaciones que multiplican las actividades terciarias. Entre las características propias de este sector destacan tres:
- La primera es que maneja bienes intangibles o inmateriales fruto del trabajo humano.
- La segunda, íntimamente relacionada con la primera, es su componente eminentemente humano y social.
- La tercera es su gran diversidad de empleos en cuanto al tamaño de las empresas, al grado de especialización o su distribución espacial.
Son muchas las clasificaciones existentes del sector terciario, pero aquí acudiremos a una clasificación muy sencilla, basada en dos criterios: quién presta los servicios y qué finalidad tienen.
- Si quien presta los servicios tiene la misión de proporcionar bienes intangibles a la colectividad atendiendo al bien común más que al afán de lucro, estaremos hablando de servicios públicos*, cuya provisión está garantizada directamente por el Estado o indirectamente a través de las administraciones autonómicas o locales.
En cambio, si el móvil de quien presta estos servicios es la rentabilidad, es decir, el beneficio económico, estaremos hablando de servicios privados o de mercado*. Estos servicios pueden dirigirse a personas, como es el caso de un pequeño comercio de barrio o un hipermercado, o a las empresas, ofreciendo servicios de selección de personal, consultoría, publicidad, marketing…
Muchos servicios pueden ser tanto públicos como privados. Es el caso de la sanidad y la educación, por ejemplo.
- En función de cuál sea la finalidad, los servicios se pueden agrupar en:
comerciales, financieros, de transporte, turísticos, de información y comunicaciones, a empresas, de la Administración del Estado, sociales y personales
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