El catedrático de Física Aplicada Antonio Ruiz de Elvira explica (mediante un vídeo) que para que se genere una tormenta tiene que calentar el sol. En concreto, una superficie en la que haya algo de agua, para que ésta se evapore.
En su ascensión, si ese vapor de agua caliente entra en contacto con el 'chorro polar', una masa de aire frío, puede condensarse rápidamente en gotas. Cuando el proceso se realimenta, porque se genera más calor, se forma una columna de aire en ascensión que termina por precipitar de forma abrupta.
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