El Instituto Nacional de Colonización (INC), creado poco después de terminar la Guerra Civil, tuvo varios objetivos: facilitar el acceso a la propiedad de pequeños campesinos y jornaleros, incrementar la producción, alcanzar los niveles anteriores a la guerra y, finalmente, transformar el medio rural mediante la creación de obras públicas.
El resultado que esta política agraria dejó en nuestro espacio agrario actual fueron la creación de unos 300 pueblos de colonización repartidos por toda la geografía nacional (Pueblo Nuevo del Bullaque, Alberche del Caudillo, Villafranco del Guadalquivir, Queipo de Llano…).
El Servicio Nacional de Concentración Parcelaria (SNCP) se creó con la Ley de Concentración Parcelaria en 1952. Posteriormente se fusionó con el INC y se formó el IRYDA (Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario), en 1971. En la actualidad ha quedado transferido a las Comunidades Autónomas.
Su objetivo fundamental fue disminuir el minifundio. Los resultados hasta 1982 fueron una concentración de un 29,4 % de las tierras labradas, lo que supuso un incremento de la renta del agricultor, un aumento de la mediana propiedad y una disminución de las lindes, que favoreció la mecanización y la creación de una nueva red de caminos. Sin embargo, las zonas donde había más problema de minifundismo, como Galicia, Asturias o Aragón, no fueron las más beneficiada
El resultado que esta política agraria dejó en nuestro espacio agrario actual fueron la creación de unos 300 pueblos de colonización repartidos por toda la geografía nacional (Pueblo Nuevo del Bullaque, Alberche del Caudillo, Villafranco del Guadalquivir, Queipo de Llano…).
El Servicio Nacional de Concentración Parcelaria (SNCP) se creó con la Ley de Concentración Parcelaria en 1952. Posteriormente se fusionó con el INC y se formó el IRYDA (Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario), en 1971. En la actualidad ha quedado transferido a las Comunidades Autónomas.
Su objetivo fundamental fue disminuir el minifundio. Los resultados hasta 1982 fueron una concentración de un 29,4 % de las tierras labradas, lo que supuso un incremento de la renta del agricultor, un aumento de la mediana propiedad y una disminución de las lindes, que favoreció la mecanización y la creación de una nueva red de caminos. Sin embargo, las zonas donde había más problema de minifundismo, como Galicia, Asturias o Aragón, no fueron las más beneficiada
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